Anotaciones para Ser Feliz.
El mundo es un espejo en el cual te reflejas a ti mismo. Si sonríes, te sonríe; si le frunces el ceño, te pone mala cara. La bondad, la dulzura, la caridad, el altruismo, el respeto al prójimo, el sentido social, son fuerzas atractivas, fuerzas radioactivas, fuerzas eficientes; son también armas defensivas y protectoras del más alto grado.
Toda persona que experimenta sentimientos de benevolencia hacia el prójimo, posee un poder de atracción que la hace agradable. La dulzura hace más que la violencia, Escúdate en ella. La bondad desarma. Cuando veas la oportunidad de ser útil a los demás, aprovéchala con alegría y entusiasmo.
La utilidad moral es la que se ejerce sin que haya remuneración en especie. Crea en torno tuyo buenas sugestiones, bajo la forma de buenos consejos, de buenos ejemplos y palabras reconfortantes. Prepárate para descubrir las ocasiones de ser útil a los demás, y de entre los medios disponibles, elige los que correspondan a tus aptitudes personales.
Sé pródigo en atenciones amables, las cuales están hechas de cosas imponderables, pequeñeces sentimentales, causas sencillas que engendran, a menudo, grandes afectos. La sabiduría consiste en dar, sin esperar remuneraciones materiales ni espirituales.
En la vida cotidiana, es conveniente buscar los placeres sencillos que se pueden procurar a los demás, déjales ver que piensas en ellos, en toda circunstancia, feliz o desgraciada. Esta “distribución de amor” mantiene la simpatía y el afecto.
“Deseo que alguien esté feliz hoy, por haber vuelto a verme.” Es un pensamiento muy conveniente, en primer lugar para uno mismo. Debes ponerte en armonía contigo mismo, con las personas y las cosas, no quejarte innecesariamente, no dar prioridad ni destacar nunca lo malo de nadie, de las objetos, de los acontecimientos, ni de ti mismo. El pesimista se consume en críticas y recriminaciones. ¿Cambiará la faz del universo su actitud hostil?
Procura construir y no destruir. No busques defectos en los demás, ve sus cualidades. Busca las reformas factibles en vez de hacer hincapié en las faltas cometidas. Si respondes a la cólera con cólera, a la injuria con la injuria, al odio con odio, agravas la desarmonía, contribuyes a envenenar el conflicto.
Nunca te quejes de las personas, ni de las cosas, ni de los acontecimientos. Búscales sistemáticamente el lado bueno. Es preciso que controles tus sentimientos y tus pensamientos. Si señalas los defectos de quienes te rodean, esta malhadada costumbre, llamada malevolencia, creará la antipatía a tu alrededor.
Controla tus palabras. No critiques sea lo que fuere, ni te critiques a ti mismo. No te quejes del frío, del calor, del viento; estas quejas te sitúan en una actitud enojosa. No pronuncies palabras hirientes, porque terminarás arrepentido por hacerlo. Controla tus pensamientos. No los dejes ir a la deriva. No pienses lo que no quieras pensar.
Si deseas triunfar en tu profesión, en todos tus proyectos, aplica tus mejores capacidades. Sobresal cada vez más, bate cada día tu propio récord, merece la aprobación de tu conciencia; esto debe darte más alegría que los reconocimientos del mundo entero.
El individuo eficiente contribuye al desarrollo de la sociedad. Las relaciones profesionales deben ser desarrolladas; se adquieren con el orden, la puntualidad y la búsqueda del “siempre mejor”. Ponte al corriente de todo lo que se escribe, de todo lo que se hace, de todo lo que se publica, referente a tu trabajo. Estudia los métodos nuevos, aplica siempre los descubrimientos y las nuevas invenciones. No emprendas nada sin continuarlo, porque la perseverancia es la base del éxito.
Para desarrollar la perseverancia, ten por regla terminar todo lo que hayas comenzado. En una conversación, agota un tema antes de comenzar otro. No hagas jamás un disparatorio. Si emprendes una obra, haz abstracción de todo lo demás. Concentra en ella tu espíritu y tu corazón, como si no tuvieras otra cosa que desarrollar.
El mundo es un espejo en el cual te reflejas a ti mismo. Si sonríes, te sonríe; si le frunces el ceño, te pone mala cara. La bondad, la dulzura, la caridad, el altruismo, el respeto al prójimo, el sentido social, son fuerzas atractivas, fuerzas radioactivas, fuerzas eficientes; son también armas defensivas y protectoras del más alto grado.
Toda persona que experimenta sentimientos de benevolencia hacia el prójimo, posee un poder de atracción que la hace agradable. La dulzura hace más que la violencia, Escúdate en ella. La bondad desarma. Cuando veas la oportunidad de ser útil a los demás, aprovéchala con alegría y entusiasmo.
La utilidad moral es la que se ejerce sin que haya remuneración en especie. Crea en torno tuyo buenas sugestiones, bajo la forma de buenos consejos, de buenos ejemplos y palabras reconfortantes. Prepárate para descubrir las ocasiones de ser útil a los demás, y de entre los medios disponibles, elige los que correspondan a tus aptitudes personales.
Sé pródigo en atenciones amables, las cuales están hechas de cosas imponderables, pequeñeces sentimentales, causas sencillas que engendran, a menudo, grandes afectos. La sabiduría consiste en dar, sin esperar remuneraciones materiales ni espirituales.
En la vida cotidiana, es conveniente buscar los placeres sencillos que se pueden procurar a los demás, déjales ver que piensas en ellos, en toda circunstancia, feliz o desgraciada. Esta “distribución de amor” mantiene la simpatía y el afecto.
“Deseo que alguien esté feliz hoy, por haber vuelto a verme.” Es un pensamiento muy conveniente, en primer lugar para uno mismo. Debes ponerte en armonía contigo mismo, con las personas y las cosas, no quejarte innecesariamente, no dar prioridad ni destacar nunca lo malo de nadie, de las objetos, de los acontecimientos, ni de ti mismo. El pesimista se consume en críticas y recriminaciones. ¿Cambiará la faz del universo su actitud hostil?
Procura construir y no destruir. No busques defectos en los demás, ve sus cualidades. Busca las reformas factibles en vez de hacer hincapié en las faltas cometidas. Si respondes a la cólera con cólera, a la injuria con la injuria, al odio con odio, agravas la desarmonía, contribuyes a envenenar el conflicto.
Nunca te quejes de las personas, ni de las cosas, ni de los acontecimientos. Búscales sistemáticamente el lado bueno. Es preciso que controles tus sentimientos y tus pensamientos. Si señalas los defectos de quienes te rodean, esta malhadada costumbre, llamada malevolencia, creará la antipatía a tu alrededor.
Controla tus palabras. No critiques sea lo que fuere, ni te critiques a ti mismo. No te quejes del frío, del calor, del viento; estas quejas te sitúan en una actitud enojosa. No pronuncies palabras hirientes, porque terminarás arrepentido por hacerlo. Controla tus pensamientos. No los dejes ir a la deriva. No pienses lo que no quieras pensar.
Si deseas triunfar en tu profesión, en todos tus proyectos, aplica tus mejores capacidades. Sobresal cada vez más, bate cada día tu propio récord, merece la aprobación de tu conciencia; esto debe darte más alegría que los reconocimientos del mundo entero.
El individuo eficiente contribuye al desarrollo de la sociedad. Las relaciones profesionales deben ser desarrolladas; se adquieren con el orden, la puntualidad y la búsqueda del “siempre mejor”. Ponte al corriente de todo lo que se escribe, de todo lo que se hace, de todo lo que se publica, referente a tu trabajo. Estudia los métodos nuevos, aplica siempre los descubrimientos y las nuevas invenciones. No emprendas nada sin continuarlo, porque la perseverancia es la base del éxito.
Para desarrollar la perseverancia, ten por regla terminar todo lo que hayas comenzado. En una conversación, agota un tema antes de comenzar otro. No hagas jamás un disparatorio. Si emprendes una obra, haz abstracción de todo lo demás. Concentra en ella tu espíritu y tu corazón, como si no tuvieras otra cosa que desarrollar.
2 comentarios:
Ser feliz es más fácil de lo que puede parecer. Según los estudiosos del zen, la felicidad está sin estar, es cuando ni siquiera se siente. Simplemente viviendo en paz, disfrutando de los pequeños detalles diarios, no viviendo en el futuro, ni alimentándose del pasado.
Felicidad es un mundo con sonrisas, con amor, con intenciones para uno mismo y para todos. Es un día a día de ver salir el sol, de sentir el anochecer, de escuchar las golondrinas que anuncian la primavera.
No hay mucho más, ni mucho mejor.
Buenos días Fernando. Es muy cierto lo que escribiste. Medito al releer tu artículo y llego a la conclusión que uno deja de quejarse cuando nos perdonamos a nosotros mismos y a los demás por las ofensas ocasionadas. A veces a que pasar por sufrimientos para madurar lo anteriormente descrito. Jesucristo lo transmitió correctamente a sus apóstoles. Asimismo, es vital para ello el amor como lo describe 1a Biblia en 1a. Corintios 13; sin amor, no somos nada. Te felicito de nuevo por tu magnífica escritura. Saludos cordiales, Tere
Publicar un comentario