lunes, 31 de marzo de 2008

La Naturaleza: Lógica del Bienestar

El desarrollo desvinculado de los valores naturales genera concepciones erróneas y contrarias a la lógica de la Naturaleza y, por ende, a la lógica de la especie. Ello trae consigo un desorden interno y una confusión que confronta a los valores sociales con la tendencia natural al bienestar. Como resultado, una imaginación desarreglada es la causa, la fuente de todos los males de la especie humana.

El individuo desdichado y caprichoso no puede ser bueno. La rebelión contra los decretos de la naturaleza conduce al desorden, a la disipación menos reflexiva, y muchas veces a la hipocresía. La inquietud, el disgusto, la enfermedad, la muerte desoladora de la soledad, son la herencia de quien no cumple con las leyes esenciales.

Por eso es que, en las sociedades actuales, es necesario que no haya más autoridad que la ley. La seguridad de todos, la felicidad individual, dependen de la disposición del Código Penal; que la ley sagrada de los jurados reales sea adoptada. Si la felicidad y la libertad mismas vinieran a la tierra no dictarían, absolutamente, otra ley.

Nacemos desiguales en medios, sin duda, pero iguales en derechos. Pero si adoptan otros principios la base humana se desequilibra, languidece en la angustia y no tiene de la naturaleza, más que la apariencia.

Y como ya se ha visto, en varios momentos de la historia, si las naciones tienen el sentimiento depravado, todos los absurdos encuentran crédito, todos los crímenes encuentran defensores. Religión, legislación, moral, derechos, todo es un caos.

Así es que, si todas nuestras instituciones tienden a destacar en toda instrucción a este sentimiento de la conciencia, y él sabrá conducir a las personas a la virtud y a la felicidad. Nada de código de moral, nada de catecismo de probidad; no son más que palabras que es preciso enseñar a los pueblos; el sentimiento natural es el que hay que impedir que se corrompa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos los mandamientos en todas las grandes religiones coinciden básicamente. Todos los códigos penales tienen su sustento en los mismos puntos básicos. Es la moral natural, la que nos dicta el pensamiento y el sentimiento humanos. Son pocos puntos, pero muy claros, que nos ayudan a controlar esa parte de los instintos que nos destruyen, aunque siempre es favorecedor para la felicidad individual conservar otra parte de ellos tendientes a mantenernos vivos.
La historia nos muestra cómo las sociedades se corrompen lentamente cuando se prescinde de la moral natural y pienso que en eso estamos en estos momentos.
Seguirla no supone una pérdida de libertad, sino una posibilidad de vivirla con conocimiento de causa.