lunes, 13 de febrero de 2006

Cicatrices y Medallas.
Somos personas distintas cada vez. Las vivencias nos van cambiando porque nos hacen afrontar situaciones de distianta índole. Tal vez algunas veces parezca que hemos pagado más de la cuenta, en términos del alma, por alguna vivencia, y que nos hemos menguado. No podemos ser quienes fuimos pero, viéndolo bien, pocas personas pedirían volver a serlo. Las cicatrices en el alma y en la piel son como las medallas que un general pega en tu pecho después de una gran batalla que has sobrevivido o de un acto ejemplar que acabas de realizar.
Así es la vida, pero de nosotros depende decidir con qué vamos a vivir cada día. Desde mi perspectiva, no creo que nos sea consuelo ver con añoranza a quienes fuimos, por muy sonrientes o felices que hayan sido aquellos días. Te aseguro que cada nuevo día tiene esas mismas sonrisas y ánimos, aunque se encuentren ocultos porque sirven de cimiento a las certezas del hoy, del mismo modo en como fueron sostenidas ellas en su momento, y de la manera en cómo este presente será cimiento de quienes el futuro nos lleve a ser, con más cicatrices tal vez, pero con más orgullo por haber vivido de todo.
Es que el ser humano tiene como privilegio tener conciencia de su paso por esta tierra, aunque sea él mismo el que convierte ese privilegio en una tortura sin demasiadas razones, en realidad

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que esas cicatrices son siempre producto del dolor y si bien es verdad que valen por haberlas vivido, también pueden ser un gran obstáculo para sentir nuevamente, es como cuando no puedes flexionar un miembro porque la herida no te lo permite, a nivel del alma nos paraliza y nos congela; y tal vez eso nos impida darnos a los que ahora tenemos junto.
Creo que esas medallas a veces pesan demasiado.