El Beso: Una cópula de primer grado
Los besos... Un beso es un impulso del amor, una señal de cariño, de amistad y de respeto; la caricia suave y cálida que representa el roce de los labios. La unión de las bocas atomiza toda la comunión que enriquece a dos vidas y que enriquece a la experiencia. ¿Te has puesto a evaluar de qué modo la emoción, la ilusión y la energía, nacidas de la unión, enriquecen e influyen a diario, aún a las realidades que, en teoría, deberían contradecir?. Esto sólo es posible porque entre dos personas existe el amor, cuando avanzan cada día, en comunión, y la marca de ese paso se convierte en indeleble en el alma, y vibra por la intensidad y la grandeza de los besos.
¿Cuánto no se puede escribir acerca de los besos y su mágico efecto?. Te lo había dicho ya: La cópula comienza en los besos. El impulso amoroso focaliza la fuerza del instinto en la boca. El roce de los labios representa la primera de las caricias que contiene a la piel, la tersura de la mucosa labial y el primer paso hacia las entrañas del ser amado. De qué manera trastorna a los sentidos en un goce infinito la suavidad, la calidez y la humedad que une a dos torrentes conectados por la pasión y dirigidos por el amor y el cariño.
Y comienza la cópula de primer grado, fabulosa, emocionante y cada vez más intensa. Como toda cópula, la unión y el intercambio se complementan con la proximidad exigente, las caricias desatadoras de sensaciones, los abrazos que pretenden la ocupación de un mismo espacio y el roce de los rostros que desata con su calidez a los aromas que crean una atmósfera de amor cada vez más exigente. La intensidad crece y la unión bucal se intensifica: las mandíbulas fervientes establecen un ritmo lleno de sincronía con los labios hechizados de avidez y con la sensibilidad multiplicada que sirve de motor a la cálida humedad en la que viaja el aliento.
Piel, labios, lengua, encías, paladar, saliva; todos ellos buscan a su pareja en la boca del otro. Y hasta los dientes participan con gran emoción que –de manera sutil—también acarician, con su naturaleza, a los labios intensos y apasionados del amante, a veces provocando heridas gozosas y dolores llenos de pasión y emoción que se imprimen en los labios y que viajan con uno, por horas y horas, después de que el beso ha cesado.
Y el resultado de esta cópula de primer grado es el aliento conjunto; los suspiros nacidos de la unión y la catarata orgásmica que se derrama en todo el cuerpo despertándolo a la excitación que, como fuego recorre las venas, desata cálidas humedades y sensibilidades extremas en todo el cuerpo; el cual, acariciado por manos apasionadas que acompañan al beso, provocan esa exhalación convertida en suspiros que, como indicadores de la presión apasionada, desata a las manos y apresta a la piel a ser tomada presa de los alfileres de fina cabeza y por duendes de erótico origen, en caminos a la cópula de segundo grado.
Este es uno de los hechizos del amor. Más allá del extrañamiento y la nostalgia, legítimos pero excesivamente emocionales, la mezcla entre espiritualidad y corporeidad la da el contacto físico aderezado de emociones y sentimientos que lleva a la unión y que matiza todo el tiempo y espacio con su sortilegio vibrante que captura a los cinco sentidos y los dota de una memoria despierta al servicio de la evocación.
sábado, 4 de octubre de 2008
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2 comentarios:
Perfectamente escrito, con una intensidad incalculable. Cuánto se extrañan los besos del amante lejano, cuánto se evocan. La imaginación se pone al servicio de lo que no se posee, y al cerrar los ojos, las sensaciones se convierten en lo que tan bien has descrito.
No hay nada como ese beso que te lleva directamente a fundirte con la persona amada, ni hay nada que se extrañe más cuando no se tiene.
Para más información sobre la pasión y esos temas del amor les sugiero la lectura del Cantar de los Cantares, en donde el rey Salomón describe su amor por la reina de Saba. No he encontrado libro que describa tan apasionadamente los sentimientos de un hombre por una mujer.
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